En los últimos años, el uso extensivo y generalizado de los antifúngicos ha originado la aparición de hongos resistentes a los mismos, ocasionando graves consecuencias para los pacientes infectados por estos aislados que ven reducidas sus opciones terapéuticas. El principal hongo filamentoso causante de infección fúngica en humanos es Aspergillus fumigatus, cuya presencia ubicua en el ambiente y su fácil dispersión mediante la producción de esporas hacen que sea fácilmente inhalado en la respiración. En individuos inmunocompetentes el sistema inmune elimina eficazmente las esporas de A. fumigatus del tracto respiratorio; no obstante, en pacientes onco-hematológicos, trasplantados u otras situaciones de inmunosupresión, estas esporas son capaces de germinar en el interior de los alveolos llegando a causar infecciones pulmonares graves que posteriormente se diseminan a otros órganos. De forma general, todas las patologías asociadas a la infección por A. fumigatus se denominan aspergilosis, aunque estas pueden abarcar desde manifestaciones clínicas leves hasta la más severa llamada aspergilosis invasiva, dependiendo fundamentalmente del estado inmunológico del huésped…