Según las estadísticas, la probabilidad de que una mujer sea violada durante su vida es muy alta. Además, la violencia doméstica es un hecho muy común en casi todos los países del mundo.1 Aunque en la mayoría de los países durante tiempos de paz, la violación y otras violencias físicas graves se consideran delito, durante un conflicto armado, la agresión sexual se convierte en una rutina. Las mujeres están sometidas a violencia sexual en multitud de situaciones, incluso en campos de detención establecidos específicamente para ese propósito, en puntos de control y cruces fronterizos, en campos de refugiados, y en lugares públicos. A menudo, la violencia sexual tiene lugar enfrente de otras personas, incluidos miembros de la familia. Si bien la protección de las mujeres durante los conflictos armados ha experimentado un gran progreso durante el siglo pasado, debido, entre otras cosas, a los esfuerzos de las activistas feministas, los conflictos armados todavía tienen un enorme impacto sobre las mujeres…